Édgar Escamilla / Identidad Puebla
Tetela de Ocampo, Pue.- El verde intenso de la vegetación de la Sierra Norte contrasta con el terracota de los techos de antiguas viviendas de un pueblo que orgulloso mira desde las alturas.
Cada mañana el sol surge entre las elevadas montañas de la sierra, se levanta la neblina y muestra un espectacular paisaje en Tetela de Ocampo, un municipio arropado por un bosque de clima húmedo templado.
A mil 700 metros sobre el nivel del mar, deslumbran las casonas de colores en el primer cuadro, una imagen que evocan tiempos pasados; a los lejos las cascadas, grutas y cañones naturales conforman una panorámica única.
Una grandiosa visión que seguramente maravilló a los chichimecas que en 1219 se aventuraron a fundar el pueblo donde “abundan los montículos de piedra”, y el oro, una actividad se desarrolló desde la época prehispánica y que durante un tiempo le valió el mote de Tetela del Oro.
Las montañas son mudos testigos de un pueblo donde se libraron importantes batallas en las guerras floridas y durante el México independiente, que le convirtieron en tres veces heroico.
Tetela formó parte de la ruta migratoria de los chichimecas guiados por Huitzilopochtli y del camino que emprendió Hernán Cortes rumbo a México-Tenoctitlán.
Cuentan las leyendas y los libros de histórica que resultó épica la intervención del pueblo tetelense durante la batalla del 5 de mayo de 1862, al mando del General Ignacio Zaragoza.
En aquella fecha se contó con la participación del Sexto Batallón de la Guardia Nacional del estado de Puebla, quienes hicieron frente al ejército francés, entonces considerado el más importante del mundo, armados únicamente con machetes y palos.
Un mural que se encuentra adosado a las paredes frontales del Ayuntamiento rememoran las otras dos intervenciones que le valieron la denominación de Tres Veces Heroica: “La Toma de Tetela” del 16 de julio de 1865 y la “La Batalla de Zontecomapan” del 20 de octubre de 1865.
El Templo de Santa María de la Asunción, con su estilo gótico-español construido en el año de 1873 y que se concluyó el 29 de febrero de 1808, forma parte de los tractivos del ahora Pueblo Mágico, como un símbolo de nuestra identidad nacional.
La fachada con columnas de estilo neoclásico, con su arco albergando la entrada a la Iglesia, solo es un pedacito de la belleza de un pueblo que muestra con orgullo su Museo de los Tres Juanes, su Feria Regional del Durazno que se realiza en el mes de agosto y la casa museo “Tlapalcalli”.
En Tetela, afirma el alcalde Juan López Salazar, se protege y se vela por un legado que se expresa a través de la gastronomía y se marida con el folclore, la música y la calidez de la gente.
Un camino que exige organización y trabajo comunitario de una población que vive orgullosa de pertenecer a un Pueblo Mágico con estirpe de héroes.