Carolina Miranda
San Pedro Cholula, Pue.- Curiosamente los rayos del sol siempre inundan el montículo que guarda en sus entrañas miles de años de historia y en la parte más alta una estructura barroca brilla con luz propia: la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios.
La pronunciada pendiente pareciera que forma parte de un malicioso plan para hacer sufrir a propios y extraños, y desde las partes bajas sobresale la cruz atrial y la bella fachada estilo neoclásico con dos 2 torres.
La escalinata de 48 peldaños, que llevan al cénit, hace pagar todas las culpas, pero también ofrecen una inigualable recompensa con la vista portentosa del valle cholulteca y muy a lo lejos el magnífico volcán Popocatépetl.
A siete kilómetros de la ciudad de Puebla, luce la Pirámide de Cholula, la cual -según el Instituto Nacional de antropología e Historia- es la mayor superficie en Mesoamérica.
Su construcción aprovechó una elevación natural para ir sobreponiendo edificaciones en diferentes etapas a lo largo del tiempo y en cuya parte más alta los españoles construyeron la iglesia en honor de Nuestra Señora de los Remedios.
Unas medianas paredes rodean la imponente estructura que sobrecoge. El arco de la entrada, sus dos torres idénticas y en su interior el vistoso altar de estilo neoclásico al igual que el resto de la decoración empequeñecen el alma.
Los altares de madera y yeso y decoración dorada en bóvedas y muros, así como la cúpula peraltada forrada de azulejo de talavera nos recuerdan lo efímeros que somos en este mundo terrenal.
En aquel 1594 cuando los franciscanos edificaron una humilde ermita, jamás imaginaron que esa iglesia puesta sobre el Tlachihualtepetl o cerro hecho a mano se convertiría en el centro de peregrinaje de toda una región mexica.
Y aquí, como dictan las Escrituras, no dejan de reunirse en el templo ni un solo día y de casa en casa parten el pan y comparten la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios.
La milagrosa imagen de la Virgen de los Remedios, con sus deslumbrantes adornos y en conjunto el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios cumple su cometido a cabalidad, remarcar las creencias del catolicismo, pero con un pero: un sincretismo con las antiguas creencias mesoamericanas.
Aquí y siempre bajo el sonido de un caracol – en la parte baja de la Gran Pirámide de Cholula, dedicada a Tláloc-, chamanes reciben los rayos del sol y transfieren la energía a decenas de personas que buscan un equilibrio en el Equinoccio de Primavera.
Aprovechando la energía que concentra la Gran Pirámide, los rituales prehispánicos se reconstruyen para atender a cientos de visitantes que buscan llenarse de energía en primavera, sin dejar de adorar las deidades del Viejo Mundo.
Cholula, que se deriva de la palabra prehispánica Chollolan “lugar de huida”, aunque también se ha llegado a interpretar como “Agua que cae en el lugar de huida”, es una ciudad con una larga historia cultural que se remonta por lo menos al Preclásico Tardío.
Es hasta el Clásico que la ciudad toma importancia al formar parte de la red comercial de Teotihuacán hacia el sureste, región de dónde provenía la cerámica anaranjado delgado, de gran importancia comercial en esa época.
La carga de energía de dos culturas en un solo lugar. Y desde cualquier punto que se mire en la gran ciudad virreinal de Puebla, siempre está ahí la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios.