Édgar Escamilla
Cuetzalan, Pue.- En medio del bosque mesófilo de montaña, propio de la Sierra Madre Oriental que atraviesa el estado de Puebla, se encuentran una serie de cavernas que atrapan los sentidos de todo amante de la aventura, una de ellas tan mística como su nombre: la Garganta del Diablo.
Para acceder a este remoto sitio es necesario atravesar por medio de senderos desde la desviación que conduce a la localidad de Ayotzinapan, por la carretera Cuetzalan – San Miguel Tzinacapan. Prohibido tratar de ingresar con calzado ligero o muy posiblemente sufrirá de alguna caída.
En el trayecto se encuentran enormes helechos como los que existían en el mundo jurásico. Imponentes cascadas robarán tu atención desde el principio, pero solo es la bienvenida hacia el fascinante inframundo.
En medio de la montaña se asoman las paredes cavernosas que pareciera se tratara de una enorme boca a punto de succionarnos hacia lo más profundo de la tierra.
El acceso se encuentra restringido a niños y adultos de la tercera edad por lo resbaladizo del acceso; sin embargo, no falta quien intenta pasar por alto la recomendación.
A pocos metros de la entrada la luz del sol comienza a desaparecer, los ojos tratan de habituarse a la oscuridad, mientras las manos se esfuerzan por asirse a las paredes de piedra. La adrenalina comienza a fluir a medida que se avanza en el recorrido.
De la bóveda de la caverna penden enormes estalacticas, producto de la acumulación de minerales que son arrastrados por las filtraciones de agua. En medio de la oscuridad es común confundir a las estalagmitas con alguna persona.
Al fondo se puede escuchar el fluir del agua del río subterráneo, la humedad es tal que se termina empapado; sin embargo, se trata de una experiencia que todo amante de la naturaleza debe experimentar al menos una vez en la vida, aunque muy seguramente volverá a ella.
Como mencionamos líneas arriba, se trata de un conglomerado de formaciones cavernosas en la zona del Pueblo Mágico de Cuetzalan, entre las que se encuentran las grutas Los Corales, Chichicazapan, Aventura, Elefante, del Duende, del Sol y la Cueva de Arena.
El Pueblo Mágico se ubica en el corazón de la Sierra Norte, fundado allá por el año 200 de nuestra era por el pueblo totonaca, sometida primero por los tenochcas y posteriormente por los españoles en 1522; mezcla cultural que permanece hasta nuestros días.
Se encuentra asentada a 900 metros sobre el nivel del mar. Cada mañana al alba el cielo se convierte en una mezcla de matices, desde el rojo y amarillo hasta un azul encendido que van variando conforme el sol comienza a aparecer entre las montañas.