Guadalupe Juárez
Puebla, Pue.- Tomar un café o una cerveza en una de las mesas colocadas en la plazuela del Torno, mientras observas cómo un pintor detalla con un pincel sobre el lienzo un reflejo en su pintura, te envuelve en la magia, la del Barrio del Artista.
Aquí, en la 8 Norte 410, los pintores exhiben fuera de los 45 talleres sus obras. Inclusive pintan al aire libre, con los ojos de los transeúntes sobre sus manos o mientras enseñan a otros su técnica. El arte en todas sus expresiones pareciera que logra que el tiempo se detenga.
En el corazón de la ciudad, el Barrio del Artista rodeado por edificaciones de influencia barroca, también puede disfrutarse bajo la sombra de un árbol sentados en una banca, sin que sea posible percibir otros ruidos del ajetreo de la Angelópolis.
Por las noches, por lo regular, el ambiente está musicalizado por trova que tocan y cantan en vivo en los cafés del sitio, como el Café del Artista, el Café Rentoy. También hay esculturas de bronce, entre ellas la del pintor José Márquez Figueroa.
En Semana Santa, el sábado de gloria, los visitantes del lugar se reúnen en la Plazuela del Torno para observar la Quema de Judas, donde desde hace más de 75 años cuelgan de los arboles a personajes hechos de papel china con rostro de figuras que simulan a Judas, pero también a los políticos mexicanos, artistas y escritores, a quienes queman gracias a los cohetes que introducen en ellos.
Los muñecos son rodeados por las familias, integradas por niños, adultos mayores, mujeres y niños que observan cómo los muñecos se hacen cenizas frente a sus ojos, como parte de una tradición religiosa. Y en veranos, los artistas ofrecen clases a niños.
Los fines de semana hay espacio para otras manifestaciones artísticas, entre ellas la danza, el teatro entre otros espectáculos.
En noviembre, los artistas elaboran ofrendas como parte de la celebración de Día de Muertos, las cuales exhiben en el lugar.
En los años 40, un grupo de artistas de la Antigua Academia de Bellas Artes -entre ellos los hermanos Márquez Figueroa, llegó a la ciudad, pintó en el mercado de artesanías de El Parían -ubicado a una calle- y al encontrarse con el espacio pidió a las autoridades otorgárselos a ellos para pintar al aire libre.
El gobernador Gonzalo Bautista accedió y facilitó los 45 locales, los cuales a la fecha son utilizados como talleres por los artistas.